Estaba conversando con una mujer que no conocía y ella me contaba cómo “se burlaba” de su marido con la frase: “Mi próximo marido cortará el césped sin que se lo pidan” o “Mi próximo marido me comprará flores”, etc. Ella pensó que era muy gracioso y me preguntó si “me burlaba” de mi esposo. Ella se sorprendió por mi respuesta de “Nunca”. Después le di una explicación de que siempre hay algo de verdad detrás de una burla, y nunca pensamos que fuese una buena idea hacer bromas a expensas de nuestro cónyuge que causarían incluso la más mínima animosidad entre nosotros. Al final de nuestra conversación ella me dijo que debería ser una consejera y que ayudara a otras mujeres en sus matrimonios. Solo me reí.
El Día de San Valentín se acerca rápidamente y el dulce sin chocolate que es el número uno en ventas, ha llegado a los estantes de las tiendas: los corazones con mensaje. La gente ha estado compartiendo desde principios del siglo XX estos dulces mensajes impresos. En estos corazoncitos, están escritas frases como; “So Cute”, “Be Mine”, “Love U”, “Soul Mate”, “You Shine” y “SWAK”. Estos corazones fueron diseñados para transmitir un mensaje de amor y cariño que edifican y dan ánimo a otras personas
Las Escrituras nos advierten que nuestro hablar tiene el poder de animar o destruir (Santiago 3:6-10). Hablamos más con quienes más amamos, por lo tanto, existe un mayor potencial para herir a nuestros seres queridos con nuestras palabras. A pesar de la gran cantidad de Escrituras relacionadas con el entrenamiento y la disciplina de nuestra lengua, esta es un área en la que muchos de nosotros hemos fracasado enormemente. Incluso las palabras ásperas habladas por otros no han sido un impedimento para refrenar nuestra propia lengua.
Si está casado, entonces su cónyuge es la relación terrenal más importante y necesita ser cuidado y nutrido diariamente. Una forma sencilla de hacerlo es elegir sabiamente las palabras. La comunicación que no es cristiana es uno de los mayores asesinos del matrimonio. Lo que dices importa. La mayoría de los “chistes” están dirigidos a las debilidades de su cónyuge y causan daño incluso si van seguidos de algo dulce; “Eres un idiota, pero eres mi idiota”, “Eres un vago, pero al menos besas bien”, “No eres un buen cocinero, pero eres lindo/guapo”, “Es difícil vivir contigo, pero supongo que no quiero vivir sin ti”.
El problema con este tipo de bromas es que la otra persona suele centrarse en lo negativo y promueve la inseguridad. Los comentarios hirientes tienen el potencial de echar raíces y causar resentimiento. Las palabras duras desmoralizan a su cónyuge y crean distancia y desconfianza.
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” (Efesios 4:29)
En el contexto de este pasaje, Pablo está describiendo el proceso de cambio bíblico (vv. 22-24), por lo que ofrece la alternativa de que debemos vestirnos “de lo bueno para edificación”. En lugar de derribar a otros con palabras ofensivas e insensibles, debemos alentar y edificar a quienes nos escuchan de acuerdo con sus necesidades y para su beneficio. Podemos hablar con gracia y amor a través del poder del Espíritu Santo, y lo entristecemos cuando hablamos en nuestra carne (v. 30).
De la parábola del árbol y su fruto aprendemos que nuestras palabras son un derramamiento de nuestros pensamientos (Mateo 12:33-37). Para que nuestras palabras sean edificantes, nuestros pensamientos deben estar sujetos a la Palabra de Dios (2 Cor. 10:5). Jesús concluye esta parábola con la advertencia de que “de toda palabra ociosa que los hombres hablen, darán cuenta”, y luego afirma: “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. (v. 36)
Los versículos 31-32 de Efesios 4 nos amonesta a despojarnos de los vicios pecaminosos que se originan en nuestros pensamientos, pero que se ven y se escuchan en palabras y acciones. Entonces se nos anima a ser continuamente bondadosos, tiernos y perdonadores. Eso significa que debemos ser amables y agradables, considerando las necesidades de la otra persona por encima de las nuestras. Nuestra bondad fluye de un corazón compasivo. Cuando dejamos de lado las actitudes pecaminosas y nos rendimos al Espíritu Santo, entonces nuestras palabras darán vida en lugar de aplastar el espíritu.
“Si puedo disfrutar de un chiste a costa de otro; si de alguna manera puedo menospreciar a otro en la conversación, o incluso en el pensamiento, entonces no sé nada del amor del Calvario”.
Amy Carmichael
Todas las burlas y burlas en nuestro matrimonio que algunos han llegado a tomar a la ligera e incluso normalizar diciendo: “así somos”, tal vez convenga considerar la advertencia dada por Pablo mientras continúa este pasaje en Efesios 5:3-4, “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.” (Efesios 5:3–4) Estas irregularidades no son propias de aquellos que afirman amar al Señor.
Pablo nos anima a ser seguidores e imitadores de Dios en nuestra conducta y discurso. Nuestra vida debe ser un reflejo del amor que Dios ha derramado sobre nosotros al enviar a su Hijo, Jesucristo, quien voluntaria y amorosamente se entregó por nosotros. ¿Tus palabras a tu cónyuge reflejan el amor de Dios por ti? ¿Las palabras que usted dice son algo que desea que su cónyuge le repita? Si tus palabras fueran puestas en una balanza, ¿tendrían más aliento y amor o serían más crueles e insensibles? El día de San Valentín puede ser el momento adecuado para empezar a adoptar esta nueva práctica de hablar con amabilidad y afecto.
Kim Shadday
Comprendiendo la necesidad de que las mujeres busquen consejo bíblico de confianza en lugar de sufrir en silencio, y por sus propias experiencias personales, Kim se sometió a la guía del Señor para convertirse en consejera bíblica. Tiene una licenciatura de la Universidad de Indiana en trabajo social (1995), una certificación de ACBC (2011), así como una maestría de la Universidad Bautista Maranata en consejería bíblica (2019). Está comprometida, a través de la consejería, a ayudar a las mujeres a comprender la importancia de una buena teología en lo que se refiere a todos los asuntos de la vida.
Kim ha estado casada y ha servido junto a su esposo en la Iglesia Bautista Crosspointe por más de 25 años. Tienen dos hijos, Bryce y Austyn, que son el deleite del corazón de Kim. Ahora ya tiene sus propias familias entonces Kim se encuentra con más tiempo para disfrutar de una taza de café, un buen libro y largas caminatas y paseos en bicicleta con su amado esposo.